08 enero 2019

La Aceitunilla. Las Hurdes (Cáceres)



La Aceitunilla. Las Hurdes (Cáceres)
 
Y Elisabeth Crespo nos cuenta ....

"" ...   Corría la década de los cincuenta en un pequeño rincón del mundo donde reinaba la pizarra y el silencio... En el bailaero de Aceitunilla , a la vera del regato, se gestaba la marcha hacia la siega en tierras de Avila..
Un buen día de agosto con los primeros rayos del amanecer, que se dejaban entrever por los huecos de las pizarras del tejado, alertaban al tío Santos del nuevo día y de la nueva marcha. 

La Aceitunilla. Las Hurdes (Cáceres)


  ...      Antes de echarse a los caminos había que llenar el estómago con un puñado de castañas cocidas en el puchero la noche antes. Con lo justo para vestir y para dormir se aparejaba el burro con el escaso equipaje y con las miras puestas en la siega y reportar unos cuantos reales para alimentar las bocas que en casa quedaban.
   La cuadrilla , a las puertas de la escuela esperaba al manejero ... mi abuelo, listos para tomar rumbo a Castilla atravesando las montañas que les daban cobijo.

La Aceitunilla. Las Hurdes (Cáceres)

...   Era el anochecer del día de la partida  y ya habían puesto pié en Cantagallo ( Béjar).
Tocaba montar el pequeño campamento para dormir y llenar la panza con la tajá de tocino y el mendrugo de pan arrimando siempre el trago de vino para alegrar la panza y por qué no ... la vida.
   Al amanecer, con los primeros brillos de Alba, tocaba de nuevo emprender la marcha por los caminos que se abrían paso hacia Castilla.

La Aceitunilla. Las Hurdes (Cáceres)

...     Una vez más la noche les sorprendía en Perales acercándose cada vez más al destino perseguido. De nuevo una noche más por delante, una noche más al raso de alguna cuneta sin más almohada que el aparejo del burro, la tierra como colchón y las estrellas como abrigo de la incertidumbre que les asolaba para la nueva jornada que aún estaba por acontecer.
La manta y el calor de las gentes que caminan de la mano eran refugio para el cuerpo y el alma.
Andaba el sol ya por encima de sus cabezas cuando ponían pie en Hoyos del Espino.
Y ya con la bajada del mismo, abatidos por el cansancio llegaban por fin a su destino ... tierras de Navarredonda y Barajas donde comenzaba el ofrecimiento de la cuadrilla a los amos que requirieran sus terrenos la siega.

La Aceitunilla. Las Hurdes (Cáceres)

...     Por cada dos segadores había un atarín o atarina que hacía las labores de atar los haces según eran segados.. Por norma general , los atarin@s eran mozaranguel@s que ya podían ganarse un jornal y contribuir en casa. Los segadores normalmente eran hombres experimentados en el manejo de la hoz.
     Una vez ajustado el precio de los servicios por fanega segada, se les conducía a la finca donde en ocasiones podrían estar de sol a sol durante quince días seguidos con los pies en la tierra y las manos puestas en el cereal.
Allí donde dejaban el tajo para la siguiente jornada , allí en el mismo surco, dormían al raso de las estrellas hasta que la luz del nuevo día les alertara para ponerse en pié..
Así transcurrían los días entre surcos, fanegas, hoces , cuerdas y manijas .. y de esta manera se acercaba el final de la campaña en tierras de la Santa.

La Aceitunilla. Las Hurdes (Cáceres)

...     De nuevo tocaba aparejar las bestias y andar el camino de vuelta con unos cuantos reales más en el bolsillo, pero no sin antes dar buena cuenta del hígado de cabra acompañado de unas patatas cocidas encargado en la Posada La Pascuala a modo de celebración.
 Tres días por delante antes de llegar a casa, tres días con las miras puestas en ver a los que allí dejaron.
   Con la pizarra ya bajo sus pies y la noche como compañía ponía pie la cuadrilla en las tierras del silencio .. Allí ya se sentía de nuevo el abrigo de las montañas.

La Aceitunilla. Las Hurdes (Cáceres)

...     Por cada pueblo de Las Hurdes que iban pasando los segadores cantaban sus canciones con la emoción que les invadía pensar que ya estaban en casa.
Cuando ya llegaban al puente Los Millaeros de Nuñomoral, donde parte el camino hacia Aceitunilla, lanzaban al cielo el primer cohete que anunciaba la vuelta de los segadores. A la entrada del pueblo , de madrugada lanzaban el segundo para anunciar al pueblo la llegada. Y así cuando se llegaba al centro del pueblo se lanzaba la docena al ritmo de cantos y de relinchos de alegría por volver a casa con la garantía en el bolsillo de que el invierno sería más liviano. ""
Texto :   Elisabeth Crespo

La Aceitunilla. Las Hurdes (Cáceres)

Texto     Elisabeth Crespo
Fotos     Francis Martín Martín-Mestas



GALERÍA DE IMÁGENES   ......


La Aceitunilla. Las Hurdes (Cáceres)



La Aceitunilla. Las Hurdes (Cáceres).  Grabados rupestres Huerto del cura



La Aceitunilla. Las Hurdes (Cáceres). Grabados rupestres Huerto del cura



La Aceitunilla. Las Hurdes (Cáceres). Grabados rupestres Huerto del cura


La Aceitunilla. Las Hurdes (Cáceres)





La Aceitunilla. Las Hurdes (Cáceres). Panorámica general



La Aceitunilla. Las Hurdes (Cáceres). Arquitectura típica



La Aceitunilla. Las Hurdes (Cáceres). Tejados de pizarra

2 comentarios:

  1. Sobre la foto N• 8
    Una calle especial, donde la niñez dejo sus recuerdo con cariño, me provoca nostalgia de vivir mis juegos En la calle, un bienestar me recorre todo el cuerpo y una paz infinita..

    ResponderEliminar
  2. Preciosas fotos y magnífico texto. Me encsnta como escribes, Elisabeth. Enhorabuena!

    ResponderEliminar